István Sándorfi, ( Budapest, Hungría 1948, París 2007), también conocido como Étienne Sandorfi, fue un pintor francés naturalizado de origen húngaro. Recibió su educación artística formal en la École nationale supérieure des Beaux-Arts y en la École nationale supérieure des arts décoratifs en París.
Él dominó el hiperrealismo. Pero lo hizo con su propia mezcla de elementos surrealistas. Habiendo sido introducido en la pintura al óleo a la edad de 12 años, Sandorfi dedicó gran parte de su vida a perfeccionar sus técnicas de pintura para lograr la foto real.
Trabajaba de noche y era solitario. Si podía elegir, veía muy pocas personas, a parte de su familia. El contacto con galerías y coleccionistas se mantuvo al mínimo y solo lo suficiente como para llegar a fin de mes. Sobrevivió con ilustraciones publicitarias y la venta de cuadros.
Aunque había alcanzado la fama internacional en la década de 1970, en realidad no fue antes de la década de 1980 y hasta su muerte en 2007 cuando realmente triunfó. Antes de eso, hacía autorretratos. Pero estos estaban algo atormentados y dejaron a los galeristas con una sensación ambivalente. Por un lado, sabían que estaban tratando con un gran artista. Por otro lado, tuvieron que aceptar mostrar las obras a un público muy limitado.
En la década de 1980 comenzó a trabajar más en azules, verdes y violetas fríos. Esto creó una paleta delicada pero psicológicamente cargada en contraste con arena y naranja. El artista aplicó una única fuente fuerte de luz diurna gris semidifusa y luz reflectante, un arreglo simple para dar autenticidad documental a las escenas.
A finales de los años ochenta, el tema era las mujeres, en poses inusuales con partes inexistentes. Las cortinas y la pintura líquida se usaron como puntos de referencia ilusorios de sus cuerpos parcialmente desaparecidos.
Esto nunca tuvo el carácter de mutilación de las figuras. No, más bien, lo que nos queda es un poético momento fugaz de que somos seres humanos. Las imágenes son acertijos. El estudio, el medio de pintura y varios accesorios se fusionan deliberadamente en composiciones de belleza y melancolía.
