Picasso jugó con Rusiñol en sus retratos, representándole curvado y acompañado de su inseparable pipa. También le disfrazó como el caballero del Greco con la mano en el pecho, como un genio a la espera de recibir la gloria que merecía o incluso como un hombre sometido por un crítico mientras acariciaba, una vez más, la gloria

Rusiñol visto por Picasso del 2 junio 2023 al 24 de septiembre 2023

Durante su formación artística, Picasso buscaba como modelos a grandes maestros de los que ansiaba obtener influencia. Uno de ellos era Santiago Rusiñol, quien solía frecuentar la cervecería Els 4 Gats de Barcelona. Picasso se sintió cautivado por este bohemio modernista y durante cierto período de su vida aspiraba a ser como él. Esa fascinación se reflejó en al menos 22 retratos que Picasso pintó de Rusiñol.

El Museo de Maricel de Sitges presenta ahora una exposición íntima pero significativa que permanecerá abierta hasta el 24 de septiembre. Bajo la curaduría de Ignasi Domènch, la exposición se basa en nueve originales picassianos que se guardan en el museo de Barcelona. Entre ellos pueden apreciarse varios retratos que Picasso dedicó a Rusiñol.

«ESTAS PINTURAS APARECEN MUY POCAS VECES PARA PROTEGERLAS DE LA DEGRADACIÓN»

Un aspecto relevante en esta relación entre ambos artistas fue el hecho de que Rusiñol adquiriese varias obras de Picasso cuando éste último era un completo desconocido. Se trata de los dibujos que Picasso subastaba en Els 4 Gats para poder costearse la cena. Rusiñol guardó estas piezas únicas en el museo del Cau Ferrat en Sitges, donde actualmente se exponen y que forman parte de esta iniciativa durante unos meses.

Picasso jugó con Rusiñol en sus retratos, representándole curvado y acompañado de su inseparable pipa. También le disfrazó como el caballero del Greco con la mano en el pecho, como un genio a la espera de recibir la gloria que merecía o incluso como un hombre sometido por un crítico mientras acariciaba, una vez más, la gloria .

Cuando el joven Picasso viajó a París, epicentro de las vanguardias artísticas, se percató de que el antiguo modernista ya no podía ser el espejo que buscaba. La ruptura creativa fue total, aunque Picasso y Rusiñol se reencontraron en 1917 como en los viejos tiempos. Además, cuando Rusiñol ya había muerto, Picasso, ya consagrado, no dudó en visitar el Cau Ferrat para rendir homenaje al amigo que le había ayudado económicamente en los difíciles tiempos finales del siglo XIX en Barcelona.