Ignacio Zuloaga Zabaleta (Éibar, 1870-Madrid) fue un pintor español que destaca por sus escenas costumbristas y retratos, dentro de un estilo naturalista de dibujo recio y de colores oscuros, influido por Ribera y Goya, totalmente opuesto al estilo de Sorolla.

Ignacio Zuloaga

Ignacio Zuloaga Zabaleta (Éibar, 1870-Madrid) fue un pintor español que destaca por sus escenas costumbristas y retratos, dentro de un estilo naturalista de dibujo recio y de colores oscuros, influido por Ribera y Goya, totalmente opuesto al estilo de Sorolla.

Era hijo del metalúrgico y damasquinado Plácido Zuloaga ( El damasquinado es un trabajo de artesanía que consiste en la realización de figuras y dibujos mediante la incrustación de hilos y láminas de oro y plata en acero o hierro, normalmente pavonado. El nombre hace referencia a la ciudad siria de Damasco).  Trabajó de niño en el taller de su padre en Éibar, donde tuvo los primeros contactos con el dibujo y el grabado. Su formación escolar se realizó con los jesuitas en Francia, completándose en Madrid, París y Roma. Durante el viaje a Roma con su padre decidió convertirse en pintor. 

A los 18 años Zulogaga se mudó a París y se instaló en Montmartre para buscar trabajo mientras se formaba como pintor. Estaba casi en la miseria y vivía de las escasas contribuciones de su madre y la benevolencia de otros españoles, incluidos Francisco Durrio, Pablo de Uranga y Santiago Rusiñol.

Zuloaga fue un gran paisajista. Aunque sus comienzos estuvieron impregnados por el impresionismo, su técnica fuertemente empastada, la estructura de sus planos, el dramatismo y el estudio de la luz, es fruto de una interpretación personal, llena de gran fuerza expresiva y de segura energía.

Su primera  obra, que se exhibió fue «El forjador» en el Salón de París de 1890. Continuó sus estudios en París, donde vivió durante cinco años, estando en contacto con artistas postimpresionistas como Ramon Casas, Gauguin y Toulouse-Lautrec, sin embargo, sus tendencias siempre fueron hacia una temática de alcance más étnico.

En 1894 descubre en París dos Grecos, que adquiere Rusiñol (ahora conservados en Sitges, Museo del Cau Ferrat). En primavera de 1894 viaja con Rusiñol a Pisa y a Florencia, donde pasan un mes copiando obras de la Galleria degli Ufficci. A la vuelta, Zuloaga deja el apartamento del Quai Bourbon que comparte con Rusiñol.

Zuloaga residió en Sevilla, con intermitencias, entre 1894 y 1904. Llegó implicado en el proceso de arraigar su pintura en la tradición yendo a la esencia de lo que en el extranjero se entendía por español, para lo que se centró en un exotismo muy del agrado del gusto francés que se debatía entre las influencias de Velázquez, Goya y Whistler. La confusión sobre el verdadero significado de los temas o la melancolía de las figuras vinculan varios de sus cuadros al simbolismo, por su intención de presentar un espacio emocional frente a una realidad tangible. Igualmente, ejecutó entonces la primera gran obra en la que se concretó la herencia goyesca, Víspera de los toros, que marcó el comienzo de su éxito internacional.

La determinación de Zuloaga por continuar la senda de la tradición pictórica española cobró todo su sentido con el descubrimiento de Segovia en 1898. La hondura de los temas allí revelados enlazó a la perfección con unos procedimientos en los que llevaba un tiempo inmerso, y que le sirvieron para mudar el acercamiento pintoresco a España por otro que desnudaba sus componentes atávicos, místicos y dramáticos. Los personajes resecos, forjados por la dureza del medio que habitan, inician su percepción de un pueblo arcaico que permanece aferrado al pasado, en la que ahondó a partir de entonces con obras que progresivamente cobraron mayor intensidad en su visión descarnada.

Desarrolló un estilo basado en una tradición española realista, recordando a Velázquez y Murillo en sus colores terrosos y temas de género. Pintó retratos de toreros y bailarines de flamenco. En su estancia en Segovia iniciará su pintura de paisajes de tipos castellanos, consolidando así su otro estilo, el de la «España Negra».

Entre una de las obras más destacadas se encuentra su Cristo de la Sangre o Hermandad del Cristo Crucificado, que se exhibe en el Museo Reina Sofía de Madrid. También pintó una pintura similar de individuos sometidos a una mortificación tradicional de la carne y un Cristo crucificado sangrante llamado Cristo después de la Flagelación. Estas pinturas fueron elogiadas por Unamuno en su libro sobre De Arte Pictórico como una representación honesta de España: una España religiosa y trágica, una España negra.

El cristo de la sangre de Ignacio Zuloaga
El Cristo de la sangre de Ignacio Zuloaga

Pintó los españoles tipo y las visiones de una Castilla ruda, hosca y empobrecida. Se sirvió de varios elementos, como son, la miseria y las costumbres tradicionales de los pueblos. Recurrió a los pueblos y a los campesinos porque en los pequeños pueblos era donde mejor se conservaban las tradiciones, ya que en las ciudades, el desarrollo industrial, acababa con ellas. Sus imágenes, por tanto, muestran una España campesina, con personajes solemnes, hieráticos y atemporales. Este estudio culminará en obras como El enano Gregorio el botero en SepúlvedaMujeres de Sepúlveda o Doña Rosita Gutiérrez.

El Gobierno rechazó su Víspera de la corrida para representar al país en la Exposición Universal de París de 1900 porque “perpetúa una imagen estereotipada y atrasada de España”. Las españoladas no gustan dentro, pero sí fuera porque esa obra se expuso ese mismo año en Bruselas y fue comprada por el Gobierno belga. Zuloaga se sintió muy menospreciado.

Fue aceptado en la Bienal de Venecia en 1901 y 1903, y exhibió 34 lienzos en la exposición internacional de Barcelona de 1907.

En 1938 recibió el Gran Premio de la Bienal de Venecia y en 1941 el Museo de Arte Moderno de Madrid le dedicó una gran exposición. Un año más tarde, celebró la que sería su última muestra individual en vida, en la Sala Argos de Barcelona, y entre sus últimos encargos estuvo el del Gobierno español de retratar en 1944 al embajador español en Estados Unidos, el Sr. Carlinston J. Hayés.

El 31 de octubre de 1945, a los setenta y cinco años de edad, Ignacio Zuloaga falleció en su estudio de las Vistillas. Fue enterrado en San Sebastián.

Zuloaga y la Guerra Civil española

Zuloaga se unió fervientemente a las fuerzas falangistas nacionalistas durante la Guerra Civil española y el régimen dictatorial y fascista del Generalísimo Franco, cuyo retrato pintó en 1940 y también de  Millán Astray, jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura, el cual dio órdenes a Zuloaga para que bajo ningún concepto acabara su retrato, y así no quedarse sin coartada para citarse con su amante. Mientras la devastación aérea de las aldeas vascas por parte de aviadores voluntarios de la Alemania nazi impulsó a Picasso a pintar la épica y pintura moderna de Guernica, Zuloaga eligió en su lugar honrar El asedio del Alcázaren 1936, cuando los defensores nacionalistas del edificio se negaron a rendirse a pesar de que el edificio estaba en llamas. Este asedio, y otros eventos como la muerte del hijo del general Moscardo, sirvió como un grito de guerra para las fuerzas fascistas. 

En una carta escrita en abril de 1939 a la coleccionista de sus pinturas, la señora Garret, Zuloaga declaró:

Gracias a Dios, y a Franco, ¡al fin se ganó la guerra y terminó! Y terminó, a pesar de los deseos de los países llamados democráticos – ¡que farsa, qué vergüenza, cuando estos países conocían la verdad de este drama! Todos trabajaremos con todas nuestras fuerzas para reconstruir una nueva España (libre, grande y unida) Españolizar España, y deshacernos de todas las influencias externas, de modo que podamos conservar nuestra gran personalidad. Ese es mi sueño en el arte. Odio las modas (que son destructivas de lo que tiene raza) Uno debe (para bien o para mal) ser uno mismo, y no imitar el estilo de nadie más. Voy a dedicar los años que me quedan de vida para ese fin. ¡Qué vergüenza en el futuro para esos países que han apoyado los crímenes, el vandalismo salvaje, que imperó dentro del clan soviético en España!. Esto nos ha tocado a todos (mas o menos) pero Dios nos ayudara y lo superaremos.

Ignacio Zuloaga obras

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