Erika Ordosgoitti

Caracas, 1980. Artista de performance, artista audiovisual y poeta. Es licenciada en Bellas Artes por la Escuela Superior de Bellas Artes de Armando Reveron de Educación Superior. Ha recibido varios premios, entre ellos: Premio Joven Artista de la Asociación Internacional de Críticos de Arte AICA (2016), Premio Joven Artista, Fundación MISOL para las Artes, Bogotá (2014); Primera Mención de Honor, SuperCable Hall of Youth con FIA, Caracas (2011); Mención honorífica, Exposición Nacional de Arte 34 Aragua, Maracay (2009); Premio Universitario, Primera Exposición Nacional de Arte Universitario, Caracas (2009). Su trabajo ha sido expuesto en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, así como en múltiples instituciones académicas y galerías privadas. Es directora de la residencia de artistas El Avispero en Venezuela.

La artista, Erika Ordosgoitti

La libertad es mi compromiso con la vida. Es el valor más importante que me conmueve. Camino hacia la libertad, sabiendo que el valor absoluto no existe y nunca se logrará. Mis acciones son gratuitas, solo a través de ellas puedo lograr mi propia libertad. La libertad no existe, solo hay acciones gratuitas de personas que eventualmente pueden ser libres. Las imágenes que creo se logran a través del marco simbólico que se encuentra dentro de ellas. Quiero evitar la representación y, por tanto, prefiero trabajar con la iconografía que ofrece el entorno, porque estas imágenes de iconos sintetizan la idiosincrasia de la sociedad de la que formo parte, la que invento y la que me hace. Aunque tengo representaciones adversas, sé que mis imágenes fotográficas no están exentas de esta condición. Son representaciones y trabajan con representaciones, pero también son expresiones de acciones libres. A través de ellos, pretendo declarar la libertad como un principio natural, político y espiritual de la vida. Hay un instante de absoluta libertad. Este es el evento artístico: la performance. Ese microsegundo y luego las delicadas consecuencias que brotan de la realidad. Un simple gesto, pequeño, pero dudoso, puede transformar todo. La realidad puede ser delicada y terrible al mismo tiempo. «Una migaja en tu mesa sería suficiente», dice Rafael Cadenas, un poeta venezolano, sobre la realidad. Lo real es mi materia prima y mi objeto de arte. Por eso el arte que hago es adverso a la muerte y baila con él. El riesgo está presente, es un honor. Las cicatrices son un símbolo de mi honor como artista. La vulnerabilidad es mi fuerza. En todas las circunstancias en las que era vulnerable, invirtí la situación para convertirla en mi fuerza. Mi corazón siempre está acelerado, mi pecho abierto, mis pulmones están llenos y mi mirada está conjugada. Participo activamente en la escena artística venezolana y publico mi trabajo en las redes sociales apostando que otros pueden tener acceso a mis imágenes.

Obras de Erika Ordosgoitti

 

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