Johan Barrios, artista nacido en Colombia en 1982, actualmente reside en Houston, Estados Unidos. Se graduó de la Universidad de Antioquia en Medellín (Colombia). Su primera venta fue a la directora del colegio donde estudiaba secundaria, le compró tres dibujos. Barrios está fascinado por la forma en que la luz interactúa con las cosas. Colombia es un país relativamente desprovisto de estaciones. No hay mucho verano ni mucho invierno. Siempre y nunca luz, siempre y nunca oscuridad. La relación de la luz con las personas y los lugares es parte integral del devenir de esa parte del mundo, incluso se encuentra principalmente latente en la psique de la población.
A diferencia de otros artistas que trabajan en un estilo hiperrealista, Johan se preocupa menos por los detalles y más por cómo esto puede ser manipulado y explorado conceptualmente. Como tal, juega con la representación y la interpretación, y con las ideas de observar, mirar y percibir. El trabajo de Johan invita al espectador a mirar de cerca, a entrar en el marco de la imagen, a un mundo cambiante donde las cosas tal vez no sean lo que parecen.
Johan Barrios está interesado en la relación entre fotografía y pintura. En su práctica, los dos medios se entrelazan e intercambian. Barrios explica: «La acción fotográfica es perpetuada por la pintura, que los ojos del espectador exploran para reconocer»
Barrios ha elegido explorar este aspecto de sus años de desarrollo. Al pintar las figuras sombreadas sutilmente, comprende la compleja relación entre la luz y la oscuridad y las inferencias simbólicas que tienen.Incorporando luz y fascinado por las interrupciones de la iluminación en las fotografías antiguas, sus pinturas son deliberadamente imperfectas. Hay manchas y manchas, fallos y exposición desigual.
Johan Barrios está interesado en la intersección del tiempo y el lugar utilizando la forma humana, generando una tensión entre el cuerpo como sujeto y el cuerpo como objeto. Más allá de los límites visuales, Barrios a menudo oscurece la cara al agregar elementos gráficos a sus figuras meticulosamente representadas. Estas opciones obligan al espectador a participar, cruzando el lienzo, una y otra vez, para captar cada detalle. Sus protagonistas se balancean extrañamente en las sillas o se sientan uno al lado del otro revelando un aura paranormal. Nuevamente, es la astuta integración de elementos surrealistas. Con carbón y aceite, Barrios está tejiendo una narración mágica de momentos semi-escenificados en la vida de las personas. Son profundamente simbólicos y altamente cargados de emociones. Si pasas demasiado tiempo con ellos, terminarás tratando de ayudar a la persona.
En cuanto al proceso creativo dice Johan Barrios: «Generalmente comienza con un pensamiento, luego un boceto rápido o palabras en papel que evolucionan en un proceso meticuloso para capturar mi idea en la fotografía. Luego paso a pintar o dibujar a partir de las fotos seleccionadas que he tomado.»
Es importante resaltar que el leit-motif de la obra de Johan Barrios es la imagen en su máxima pureza, un realismo que huye de cualquier emplazamiento temporal. No obstante, la ironía presente en forma de textos refuerza la carga conceptual subyacente en su obra, y consigue afianzarla trascendiendo la pura técnica magistral del dibujo.
Con gran influencia del mundo audiovisual, referente ineludible en su generación, las obras se de Barrios se presentan a modo de fotogramas o capturas de imagen, mostrando una teatralidad inherente a lo representado. Arte, ficción y realidad, lo artificial y lo genuino conviven en cada parte del lienzo configurando un discurso propio, un todo sin equívocos. Sus pinturas y dibujos se transforman en collages visuales, dispositivos camuflados que direccionan la imagen a una temática específica, subrayando las paradojas constantes entre artista y obra, coleccionismo y percepción, entre lo icónico y lo reproducible a gran escala.
Obras de Johan Barrios
