salvador dali y su gato

El gato de Salvador Dalí

La excentricidad de Salvador Dalí también aparece reflejada en sus mascotas. Era un amante de los gatos, pero eligió como compañero peludo un ocelote que adquirió en Colombia en la década de los 60. Se llamaba Babou y Salvador Dalí lo llevaba con una cadena de oro allá donde iba: a los restaurantes, viajó con él en el crucero SS France, y compartían suite en el Hotel Palace. Aún se recuerda el día en que su ocelote se escapó por la ventana provocando el pánico de los huéspedes. Tampoco olvidan a Babou en el Hotel Le Meurice y los destrozos en las alfombras persas y las cortinas. 

Una de las anécdotas más famosas que protagonizó el artista con su gato Babou, al que llevaba a todos los sitios, fue cuando apareció con él en un restaurante de Manhattan asustando al resto de los comensales del lugar. Salvador Dalí, se dirigió a ellos diciéndoles que era un gato doméstico normal y que su aspecto de pequeño leopardo se debía a que él mismo le había pintado la piel para que lo pareciera.

Si uno mira detenidamente a los ojos grandes y expresivos de estos felinos, se da cuenta que encajan perfectamente con una personalidad más que salvaje, de hecho a estos felinos se les suele llamar jaguarcitos o leopardo enano y son la tercera raza más grande de felinos después del jaguar y el puma (pueden llegar a pesar hasta 18 kg). Hoy por hoy es una especie protegida, y no es posible su adquisición como mascota doméstica.

Obras más importantes de Salvador Dalí

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