Rosa Mauri (Reus o Palma, 1850 – París, 1923) fue una bailarina catalana, musa e inspiradora de muchos artistas impresionistas. Era conocida también como Rosita o Roseta Mauri.
Roseta Mauri fue hija del coreógrafo y bailarín catalán Pere Mauri, que fue su primer maestro. Isabel Amanda Rosa Mauri Segura fue una niña prodigio, tenaz y temperamental que, bajo la influencia decisiva de su padre, empieza a bailar en el cuerpo de baile del Teatro Principal de Barcelona el año 1870. Después de actuar en el Teatro Euterpe de Reus y el Tívoli de Vilanova y la Geltrú, emprende una gira por Hamburgo, Milán, Viena, Roma y Berlín. Recibe las primeras lecciones a raíz de una estancia en al Teatro del Liceo de Barcelona del bailarín y coreógrafo belga Henri Dervine.
El Teatro Principal de Barcelona la reclama como primera bailarina e inicia la temporada bajo la dirección de Teodor Roca, como pareja de los bailarines Vicente Moro y Manuel Panadero.
En 1870 actuó en Hamburgo, seguidamente a París, donde estudió baile en la Academia de Coreografía del pasaje Saulnier de París. De regreso a Barcelona en 1870, continuó en el Teatro Principal, donde actuó en el ballet La hija del aire y en la zarzuela Llama o La hija del fuego, con un gran triunfo. En 1871, llegó a primera bailarina absoluta en baile español y «extranjero», que es como se conocía la danza clásica, del Teatro Principal y, en este periodo, estrenó los ballets Graziela y La torera.
En diciembre de 1873, pasó como primera bailarina en el Liceo de Barcelona. El año 1877 actúa en la Scala de Milán, donde el compositor francés Charles Gounod la ve bailar y hace que la contraten en la Ópera de París, en donde estrena el ballet de su ópera Polyeucte. A partir d entonces se convierte en estrella principal de este teatro. También estrenará el ballet La Korrigane, el 1880 escrito expresamente para ella por el compositor Charles Widor, y el 1886 estrena Les deux pigeons de Messaguer.
Fue memorable su interpretación del ballet Silvia de Leo Delibes así como del ballet de ópera El Cid de Massenet.
Además de gran bailarina también fue coreógrafa como en: La Farandole, La Tempête, Le Rêve, La maledetto, El etoile, Sylvia, este último musicado por Léo Delibes. Destaca especialmente La Korrigane, con música de Charles-Marie Widor, estrenada el 1 de diciembre de 1890 y con más de 100 representaciones hechas en la Ópera de París. En esta ópera, la sucedió la bailarina italiana Carlotta Zambelli en 1894.
Su última actuación fue en 1897 con la obra L’Etoile de Andrée Wornmser el Teatro de la Ópera de París, donde se retiró en 1898, si bien continuó como profesora de danza, formando buena parte de las grandes bailarinas parisinas de comienzo de siglo XX.
Por su técnica y, especialmente, por su carácter y personalidad, fue fuente de inspiración de numerosos artistas, que la inmortalizó en su obra, como los escultores Denys Puech, Laurent-Honoré Marqueste, Eusebi Arnau …, y entre los pintores: Edgar Degas, Ludovic-Napoléon Lepic, Léon Bonnat, Édouard Manet, Anders Zorn, Léon-François. Para Degas, fue todo una musa y la representó en La prima ballerina, Fin de arabesco y Bailarinas en escena.
En 1888, posó para un retrato de Anders Zorn, a quien le presentó Antonin Proust, ministro de bellas artes de Francia, a quien Zorn también había hecho un retrato. Proust tenía relaciones amorosas con Roseta y, después de que ésta le dejó, Proust se suicidó el 20 de marzo de 1905.
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